Cuando alguien de tu equipo falla, tú ya habías fallado antes
Muchos líderes creen que su trabajo es elegir bien a las personas y confiar en ellas.
Pero elegir bien no es suficiente.
Y confiar, menos aún.
Cuando alguien de tu equipo no cumple —y pierdes dinero, reputación o un socio estratégico— lo primero que duele es el fallo visible: el retraso, la excusa, el silencio incómodo.
Lo segundo, si piensas un poco más, es peor:
El fallo invisible fue tuyo.
Fallaste cuando no definiste qué esperar.
Fallaste cuando no verificaste a tiempo.
Fallaste cuando no diseñaste un plan B.
👉 Las personas no fallan. Los sistemas fallan.
Y los sistemas son tu responsabilidad.
Un equipo no necesita más discursos.
Necesita más claridad. Más inspección. Más preparación.
Porque confiar es fácil.
Liderar es difícil.
El verdadero coste de no liderar con claridad no es un retraso en un proyecto.
Es el daño silencioso a tu reputación y a tu influencia.
Y lo peor es que no siempre se ve.
Hasta que es demasiado tarde.
—
🟢 En El Círculo, sabemos que pensar mejor no es opcional. Es supervivencia estratégica.
¿Qué hubieras hecho tú diferente en esta situación?
Te leo.