La puntualidad y la presencia no son solo cuestiones de cortesía, sino pilares fundamentales de un liderazgo efectivo.
Llegar a tiempo y estar presente en cuerpo y mente en cada reunión refleja respeto, profesionalismo y compromiso.
Pero no solo se trata de ti, sino de cómo tu actitud afecta a los demás: cada minuto de espera es un minuto que alguien más pierde. Por eso, ser puntual y estar presente es una pequeña acción con un gran impacto.